I went to the concert
and I fought through the crowd
guess I got too excited
when I thought you were around.
Heart in a Cage – The Strokes
and I fought through the crowd
guess I got too excited
when I thought you were around.
Heart in a Cage – The Strokes
Y mientras Isabel se aleja perdiéndose en la multitud y sé que no podré alcanzarla, le grito (luego dirá que no lo escuchó): ¡nos vemos en el pogo!
No sé en qué momento, ya todo está oscuro, y yo soy
un chiquitito ante la nada.
¿Tendrá cambio de veinte o mejor compro 4 Red Bulls?
Hay algo irónico en no escuchar a alguien durante un
concierto.
I don’t wanna
jump, Mr. Slipknot.
Isabel tiene una cicatriz en el hombro.
No te sientes en mis piernas que se adormecen,
¡carajo!
Are you fucking
ready, my friends?
Julian Casablancas se mueve en el escenario como si
fuera su garaje.
Levanto mi rostro para respirar entre la multitud: ¿alguna
vez te has puesto a pensar en el sudor, o en densas concatenaciones de qué se
yo?
Una amiga me dijo alguna vez que las canciones de El
mató a un policía motorizado sonaban a despedida.
So drink some more...
Estaba diciendo algo sobre esa vieja dicotomía entre
lo visto y lo dicho. ¿Cómo comparar a Mago de Oz con Mago de Oz?
El bus surge de abajo de la tierra y se eleva hacia
el sol enorme, pero no desaparece.
Mirando el humo mientras todo pasa, es decir, mirar
no sirve de nada. Aquel viejo cliché: no mires el reloj, no harás que las
manecillas avancen más rápido.
Pero así no es la letra.
La camisa de Julian tiene los colores de la bandera
del incanato. No todos: el bucle se cierra oh no.
No conozco ninguna canción del Cuarteto de Nos, pero
en la segunda pasada del coro canto: esta vida me va a mata-ar e Isabel salta-a
conmigo, las cicatrices también poguean.
Mi cara está
roja. Why won’t you come over here? Te abrazaría y te diría
que todo pasa por algo aquí en el Circo Beat, solo se puede mirar hacia
adelante: prospectivamente puedo decirte que sé que Flamengo ganó, aunque que
no lo vi.
Lo malo de ser bueno es que es fácil inmiscuirse y
contar: 4, 3, por un lado, luego 2,1, 0... Y empezamos de nuevo, más o menos
bien, y vivir / vivir / vivir…

No son pocos los que han hecho esa comparación tonta
de vida con música o música con vida. A estas alturas de la noche no importa cuál
es A y cuál, B, solo respira un poco y poguea.
Fue Isabel la que reconoció mi hombro. Voltemé y ahí
estaba. Nos vimos. La abracé, la besé, mientras Julián y Fito y Santiago y El
Cuarteto y hasta Mr. Slipknot giraban como reflectores perdidos en la
estratósfera.
El pogo no es una experiencia cósmica. Son decenas
de personas golpeándose que luego afectan a cientos y quizás a iles. Unas
saltan, otras se caen, algunas se quedan paradas, indiferentes y la mayoría
solo grita. Isabel y yo nos vimos.
Su cara estaba roja.
Fotografía de Lyndon Wade
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