Kate Tempest / Mantente firme













La chica de al lado

Yo tenía siete,
mi vecina ocho.
Rellenó un par de calcetines bajo mis bragas,
se sentó a horcajadas sobre mí y me empezó a llamar machote.

No tenía ni idea de lo que significaba,
pero desde entonces esa sensación me ha estado dando vueltas.




TIRESIAS

...
Hay luna nueva
A finales de mayo
Ella deja que se abra camino
El peso de él
Se encuentran tumbados junto a un lago.
Ella llega a sentir
La sangre del hombre en sus propias venas.
Él llega a sentir
El pulso de ella en sus propias muñecas.
Y se besan.



EL INSTANTE


Los días, los días amanecen hasta consumirse.
Olvidaré lo que los llena.
Cada contacto, olor y sabor.
El sol, a punto de ponerse
jamás puede durar. Me rompe el corazón.
Todo gozo parece una amenaza:
aunque la belleza está en todas partes,
su sombra es del remordimiento.
Sin embargo, algo en el anochecer que se avecina
susurra que no hay que preocuparse.
No importa que perdamos el hoy,
porque todavía no es mañana.




QUE LE DEN AL POEMA

No he escrito en años
porque prefiero contemplarte a ti antes que a las páginas.

Pero lo que sería perfecto es
hacer un poema que llegase a ser la mitad de valiente
que tú cuando estás desnuda.
Lo intento un minuto:
Tu amor es mi metal; tus besos, mis remates.
Eres como el océano bajo la capa de vertido.

Que le den al poema.
Hay una cama aquí
y tú me quieres dentro.







Traducción de Alberto Acerete






Fotografía de Martin Parr


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