En las estrellas del templo de la historia, la primera letra cuneiforme se erige, terca, ininteligible, llana.
Simétrica a la última letra del nombre que quedó oculto en el rincón oscuro de la memoria de todos, de tu madre.
En ibéricos límites entre Furia, Resucitado, Grito de guerra mongol y Eco de la risa bizantina de tu eterno enemigo oriental, abortamos indiferentes a los sibilantes y los estertores de nuestra lengua hija. El pomposo capullo de la virgulilla.
De transtextos e identidades fluidas, movimientos elevados en el nombre de los nombres y callados por los silencios de los gestos. Quedó grabado el espectro colonialista de las galimatías de su trono, en esta tierra igual de muerta y coleante, para cambiar el ejecutor de su sentencia.
En los flancos invisibles de la aurora y su prueba en la sombra de las barandas de tu habitación,
la Biblia, el Tora y el libro de tu color fetiche es el festín de los Platelmintos. De dudoso plagio creativo, miro ahora tus letras aducidas al territorio de las luces, allí donde el punto es oscuro, el fonema, átomos de luz
el silencio,
blanco eclíptico del ánima.
la Biblia, el Tora y el libro de tu color fetiche es el festín de los Platelmintos. De dudoso plagio creativo, miro ahora tus letras aducidas al territorio de las luces, allí donde el punto es oscuro, el fonema, átomos de luz
el silencio,
blanco eclíptico del ánima.
Los farallones de tus terrores nocturnos y los andenes vietnamices del nombre grabado en tu piel, paganizados por la cadena de la teoría del K.Os, lagrimas y sudor, ad infinitum
en tu área de Wernicke.
en tu área de Wernicke.
Trémulo y ojos locos, como el primer y último vástago del Edén antes de retornar a sumergirse en la contrabóbeda índiga de enlaces covalentes, con las vísceras corruptidas por el arrastre gentil de sus tectónicas escamas
elijo la oscuridad, para refugiarme de lo gaseoso.
elijo la oscuridad, para refugiarme de lo gaseoso.
Me levanto en vespertino ritual, antes de que la estrella mayor aparezca petrificada y sus magmáticos tentáculos, retorcidos en esféricos ritmos, reflejen la luz del neonato de Lilith, probando la refracción de la luz.
Ninguna isoglosa fue rígida a la voluntad de estos signos malditos.
La estrella del sur apunta al centro de la tierra.
Espero encontrar a tu artesano, quizás en medio de animales y pajas
O
durmiendo en las telas cobrizas, del oro oxídado con las vidas del despotismo.
O
durmiendo en las telas cobrizas, del oro oxídado con las vidas del despotismo.
Ante todo espero, recuerdes o imagines
risueñor que un día partío, en tu décimo abril, para decirte al oído, en el código de tu inocencia
que tus garabatos no significan,
sino gustan al no errático palpitar de tus sentidos.
risueñor que un día partío, en tu décimo abril, para decirte al oído, en el código de tu inocencia
que tus garabatos no significan,
sino gustan al no errático palpitar de tus sentidos.
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